martes, 26 de julio de 2011

Alexandra, la bibliotecaria enamorada de Spiderman

Alexandra Tamayo en el stand de la Cómicteca en la Feria Cómics, Fantasia y Ciencia Ficcion 2010 organizada por el Cómic Club de Guayaquil.


Alexandra Tamayo, había trabajado por más de 16 años en el sótano de la Biblioteca Municipal de Guayaquil. Era feliz al sentirse hundida en los libros incunables. Debe ser porque para ella la felicidad huele como los libros viejos y la tierra. Admiraba de lejos a los investigadores, que pasaban buscando tardes enteras. Ella siempre estaba esperando que alguno le dijera una palabra sincera y así poder iniciar una conversación. Pero ellos siempre estaban tan absortos y ocupados en su trabajo. Entonces Alexandra se hundía de nuevo en las palabras viejas.


Una mañana, hace tres años a Alexandra le dijeron que iba a ser cambiada de sala. Ella se angustió un poco porque poder mirar libros inmensos, impresos hace más de trescientos años era su vida. Pero se consoló: a donde fuera en la Biblioteca habría polvo y libros viejos, o eso pensaba ella. Luego, Alexandra supo que iba a ser la bibliotecaria encargada de una sala recién inaugurada; donde habían revistas nuevas y los libros eran de dibujos animados, la Cómicteca.


Al principio la mareaba tanto color y tantos rostros, trajes y seres tan diferentes. Alexandra creía que ya no quedaba qué imaginarse. Pero a la Cómicteca llegaban niños, jovencitos y adultos que se quedaban horas mirando los dibujos. Ella no los interrumpía, también parecían muy absortos; sin embargo, ellos sí que le hablaron. Debían tener dudas, al principio uno suele confundirse con el origen de los personajes, o cuantas versiones de estos existen; o a lo mejor la vieron tan dulce y extraña en aquella sala.


Pero Alexandra no quería parecer desubicada. Ella quería conversar con los muchachitos preguntones y los adultos (muy serios y cordialísimos) que llegaban a la sala y que sabían dónde estaba todo: los miembros del Cómic Club. Pero para charlar y serles de ayuda era necesario aprender y entender. Además que era imposible no enamorarse de los héroes y querer ser como las mujeres fantásticas que los acompañaban. Empezó a leer las historietas que por alguna razón le llamaban la atención, y luego, hasta hoy, no ha parado. Ella, seguramente sabe más de historietas que cualquier adolescente que se considere un fanático. Chicos y grandes acuden a ella para que los ilumine y así puedan evitar quedar mal con algún fan experto, que no perdone el desconocimiento de ningún detalle, de ningún personaje; Cuantas veces ha sido modificado el traje de Batman, en que capítulo se supo al fin que el mismo Tuxedo Mask era el Caballero de la Luna que ayudaba a las Sailors Scouts, que la Mujer Maravilla se llama Diana, y es la Princesa de las Amazonas. Es imprescindible saber todo eso y más, para que se habría creado esa sala, por qué era tan importante para los jóvenes el Cómic.


Mientras investigaba, Alexandra se hizo fanática: “Yo no sé cómo tienen tanta imaginación… cómo crean personajes tan reales y tan de fantasía”, se queda pensando la bibliotecaria y parece una niña que se ha quedado encantada. Explica que los Mangas (cómics japoneses) que más le gustan son Naruto, y que también ve el anime (dibujos animados japoneses) por televisión. “Es muy bonito, ver como Naruto enfrenta las cosas... Él tiene un amigo con el que discute mucho porque son muy diferentes, pero todo lo solucionan, porque se quieren” y Alice, Escuela de Magia “porque transmite las inquietudes de la adolescencia”. Dice que con Asterix, el galo, (que es la historieta francesa más popular del mundo), conoció al emperador Julio César y viajó por toda Europa; que también sigue a El Capitán América y Spiderman, clásicos de Marvel Cómics, en su lucha, pero confiesa, muy risueña, que Spiderman no es una de sus historietas favoritas. “No me gustan las arañas, pero el hombre araña sí… él me encanta.” “El cómic tiene muchos géneros y uno encuentra de todo y aprende con todo”. Alexandra también dice que si de historietas se trata, no se puede dejar de hablar de Mafalda (fanática de los Beatles y muy sabia) del inolvidable Quino; de Drácula (historieta basada en la novela homónima del irlandés Bram Stoker de 1987 y que también dio origen al personaje de Abraham van Helsing), que le asusta pero le gusta.


En su época de colegiala, Alexandra iba todas las tardes a un puesto de revistas en la calle Pedro Moncayo, propiedad de un viejito al que todos llamaban “Panchito”. Ella rentaba una revista y se sentaba en un banquito en la vereda por horas. Leía , Hermelinda, linda, Kaliman, Él águila solitaria y tantas otras. Con ellas, le nació el gusto por la lectura. Parece que Alexandra ha regresado a su primer amor.


A propósito del quiosquito de revistas en Guayaquil, Alexandra quiso investigar el origen y la historia del Cómic en el Ecuador. Y ella cuenta que, los archivos indican que desde las primeras ediciones de El Patriota, Patria Libre y El Telégrafo se publicaron caricaturas. Ella tiene grabadas en su memoria las historietas de Juan Murillo Miró, fundador del diario El Telégrafo, en las que se pronunciaba en contra del Gobierno de Plácido Caamaño; el mismo que luego ordenaría su encarcelación y que persiguió a todos los sucesores de Murillo, hasta que logró que el Diario dejara de circular después de imprimir su edición número 607.


Y entonces recordó. El Cómic son sueños y memoria. Ahora Alexandra, la bibliotecaria enamorada de Spiderman no quiere que la cambien de sala, nunca.Su trabajo la llena de dicha todos los días al lado de niños, jóvenes y adultos siempre curiosos y atentos. Ella es una mujer fantástica, que parece sacada de una historieta inolvidable. Me recuerda a Bárbara Gordon, mi Batichica más querida, que una noche se disfrazó de Batman, y que era bibliotecaria por las mañanas; y que luego de que el Joker la hirió, no renunció, y se convirtió en El Oráculo.


Yvonne Craig interpretaba a Bárbara Gordon en Batman, la serie de televisión transmitida en los años sesenta. Bárbara trabajaba de día en la Biblioteca de Ciudad Gótica y por la noche luchaba contra los villanos sobre sus tejados.


Yuliana Castelo R.
Santiago de Guayaquil, mayo 2010.



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