lunes, 1 de junio de 2009

¿Adónde vas?



Sueña un sueño despacito entre mis manos
hasta que por la ventana suba el sol.
Muchacha piel de rayón,
no corras más. Tu tiempo es hoy.

Luis Alberto Spinetta


Ya no era la misma. Vívia corriendo de un lado para el otro, enredándose el pelo, haciendo sonar sobre la banca sus dedos, pulseras y lápices. Apenas se despedía de sus amigos haciéndoles de la mano, a veces con un beso volado. Trataba de encontrarme con sus ojos pardos, pero me los escondía. Quería ver que llevaba en esa mochila que parecía pesarle tanto. No podía acercarme porque todo el tiempo ella estaba hablando, explicando, discutiendo. Había empezado a vestirse como señorita. De nuestros tiempos sólo llevaba sus zapatos azules.

El viejo programador había vuelto al cine del puerto y fui a verlo. Ese día la hallé allí, acurrucada, esperando a que la función comenzara. Me senté en la misma fila a una silla de ella. Me miró y me regaló un ademán de sonrisa. Traté de pronunciar su nombre por más de diez minutos pero no podía interrumpirla. Cuando estuve a punto de hacerlo las luces de la sala se apagaron del todo y ella se iluminó. La vi como antes, fresca y desbaratada. Solo que entonces era más chica y no tan pálida. Ahora que él había regresado ella, la antigua, también podía volver.

Y era buena señal verla entregada de nuevo a la causa. Se reía con lo que la gente decía cada vez que la anciana alemana le mostraba los pechos al productor de cine. Se dio cuenta que yo la miraba así que cambiaba la cara. Al final se cubrió los ojos como si eso fuera a cambiar las cosas para la mujer. Se puso la mochila sumamente despacio, se paró frente a mí y me miró como si me esperara. Yo me quedé sentado, malhumorado, escuchando los absurdos reproches que algunas personas le hacían a la película.

La alcancé en el escalón noventa. Me senté a su lado. Ella veía a la gente que pasaeaba.

—Es la primera vez que no huyes.
—Es hasta ahora que vuelves a hablarme.

No pude responderle nada, ella miraba las luces de la ciudad. Saqué un tabaco de mi bolsillo. De pronto me dijo "chao" y bajó las escalinatas de prisa. Se me perdió en la mitad del Malecón.

Al día siguiente estaba de nuevo rígida y ordenada, con las ojeras más marcadas que de costumbre. Fue la única que entregó la tarea de Historia de la crítica. Antes de que terminaran las clases le pasé una nota con el nombre de la película que pasaban esa noche. Ella se volteó, me miró a los ojos y con la cabeza me dijo que sí.

Llegué tarde para la función, y ella no había entrado. Estaba sentada en una de esas bancas que están casi junto al río. Me acerqué y empezó a recriminarme por la película que nos estábamos perdiendo.

—Ya cállate. Le dije desesperado.

Y ella se rió de mí. Me senté a su lado, la invité a que pusiera su cabeza sobre mi hombro.


—No puedo dormir.

Y le canté Más guapa que cualquiera. Bien sabe que podría ser una de ellas. La tomé de la mano y la saqué a bailar, se escuchaba de lejos a Los Iracundos. Puerto Mont, Si te acuerdas de mí, De los dos fue el mundo. Se vio dócil y se apartó de mí. Ya iba a recoger la bendita mochila, pero le dije que se quedara, que aún era temprano, que yo la acompañaba hasta a su casa, que allá no iba a poder dormir.

Sus ojos estaban rojos. Nos sentamos otra vez y se apoyó en mi hombro. Quiso contarme la causa de su insomnio, las cosas que tenía que hacer, pero la volví a callar y ella se dejó. Acaricié su rostro y le di un par de besos en su cerebro cansado. Se durmió enseguida y le canté otras canciones que nos gustaban a los dos. Esa noche nadie nos interrumpió.

El amanecer la sorprendió entre mis brazos. Por un rato largo no dijo palabra, y tampoco me miraba. Se restregó los ojos, agarró su mochila y me agradeció. Me enloqueció que no entendiera nada hasta cuando la volví a ver... llevaba puestos sus zapatos azules y su camiseta vieja de Charly García y ya no cargaba ninguna mochila.

8 comentarios:

Psicolocopatico dijo...

Exelente, me gustò mucho. Buena idea lo del insomnio. y muy buenos referentes musicales. Mucha ojos de papel a donde vas...

Christian Armijo dijo...

Es un cuento excelente me encanto, al parecer está inspirado en una canción de charly en todo caso tendré que escucharla. La único que encuentro un poco confuso es cuando estás en el cine la descripción que das no sé si es de ella o de la pantalla eso no queda claro

Escribidor dijo...

Me gusta el lugar que has escogido para el encuentro de tus personajes: muy cercano, muy nuestro, muy conocido.
Chequea las dos últimas oraciones del primer párrafo: ese "de nuestros tiempos" no lo comprendo bien.
En el segundo párrafo debería decir simplemente "me senté en la misma fila de ella".
Lo que dice Kenshinryu también me confundió: ese tercer párrafo no logro imaginarlo.
La "tarea de matemáticas" del séptimo párrafo me perturba tanto como los mismos números.
Lamentablemente no comparto ninguno de los referentes musicales que sugiere Psicolocopatico, por lo que gran parte del sentido del relato me pasa inadvertido.

solanda dijo...

No hay tensión, no es un cuento, es un relato. No veo el conflicto, como siempre buenos tonos y buenas imágenes. Tu lucha está en hacer progresar la narración a otros territorios menos tiernos, pero tienes la bendición del estilo. Eso ya es empezar más allá de la mitad.

Salude!
Sol

La Chica del arete rosa dijo...

No te preocupes, que las referencias musicales no le quitan al relato> si las sabes entiendes un poco mas, pero si no, igual puedes entender. Si comprendi que ella y el estaban juntos y dejaron de estarlo y ella cambio...insisto en que los zapatos azules reaparezcan al final CON la camiseta de Charly...
Tienes hermosas imagines y la tension existe en el sentido de que el trata de recuperarla y al finalo lo logra.
Sobre el final, la ultima linea me causa problemas...creo que hay otra forma de hacerlo mas claro.

Carol Arosemena dijo...

Estoy de acuerdo con Elsa los referentes musicales son excelentes no creo que denberías quitarlos, de cierta forma creop que llevaría al lector a indagar más en eso. Me encantó la historia, como siempre muy tierna, me gusta tu tono. Trabaja un poco más el personaje de ella para no crear tanta confusión en que ella cambió y luego volvió a ser lo que era, creo que poniendo lo de los zapatos azules al final ayudaría

david dijo...

¿Qué puedo decir? A mi me gustó mucho, sobre todo porque tiene mucha claridad y verosimilitud, además de que los personajes están bien construidos. Lo único que se presentaría como error es lo que dijo la profe de que es relato y no cuento porque falta tensión.

Fioncer - Alias: CJBustamante dijo...

Tierna como siempre yoliaaaa, me gusta. No sé de narrativa o de tono pero me agrada la forma en cómo se desarrolla la historia, y que más decir de la inclusión de tales referentes musicales, muy chévere.