"We have a remedy
You´ll appreciate
No need to be so sad
He´s only late"
A quick one when while he's away
The Who
—Muchachita, ¿cuándo vas a botar toda esa basura?
—No es basura —le contesto meliflua.
Antes de desvestirme pongo música en volumen alto. Eso a ella no le molesta, por suerte. Me estoy bañando y canto. Ella también canta, con la misma pasión y desafinación; cuando la miro hace como si estuviese buscando pajaritos en el techo. Me visto. Necesito dormir, pero la terca mujercita no me deja descansar. Se pone a ordenarlo todo; a mí también me gusta el orden, y la ayudo. Después me enloquece que todo esté tan pulcro y alineado, así que a sus espaldas desbarato algo.
Otra vez mira de arriba abajo la enana torre que han formado mis periódicos apilados.
—¿Hasta cuándo?
“¡A ti que te importa!”, le quisiera contestar, mas sólo alcanzo a decirle:
—Déjalos ahí, ya tendré tiempo para leerlos.
Se voltea a mirarme y me lo dice con toda seguridad:
—No, no lo tendrás.
Vuelve a los periódicos, se sienta en el piso y se dispone a revisarlos. Se queja porque encima está un periódico amarillento de hace ocho meses y no el de ayer. Se calla, pero sólo por un instante, porque ella tampoco tiene paciencia para organizarlos. Ahora habla sin parar, extiende sus brazos y los mueve intentándome explicar. Yo trato de no escucharla pero la vocecita entra… y se agrava en mi cabeza.
—Bótalos.
—No.
—¿Por qué?
—Porque ya los revisaré, porque me pueden servir, porque no los he leído.
—¿Vas a leer noticias viejas?
—Sí... no, quiero leer ciertas notas, a ciertas personas.
—¿Y si botas todos estos y lees lo que publiquen a partir de mañana?
—Sí, claro... a partir de mañana.
—Y ya no traigas más diarios a casa.
Ella cree que los voy a botar. Y todos los días es lo mismo, sólo que a veces —contadas veces como hoy— ella se acuerda de nuestra discusión anterior. Lo sé porque no ha venido conmigo, y sabiendo que la vocecita está sola y maquinando algo en mi contra, no puedo caminar en paz. Tengo que volver a la habitación pronto.
Al fin llego. Abro la puerta despacito. La formidable mujercita ha movido mis cosas de su lugar. Se ha probado todas mis camisetas —que no le gustan— y las dejó en el piso y al revés. Ha ordenado mis películas alfabéticamente. Ha buscado mis exámenes en medio de todos los cuadernos y carpetas, pero no tiene qué reprocharme. La hallo con el pelo recogido, la cara limpia y en sus jeans recortados.
—Vamos a botar tu basura.
—Que no es basura.
—Sí es basura, inservible y mal oliente.
—Aquí huele a biblioteca…pongamos las cosas como estaban antes.
—Y también botamos tu basura.
Sonrío y empiezo poniendo los libros en su sitio. Ella de verdad cree que al terminar saldremos de puntillas por la casa, cruzaremos la calle y dejaremos en la esquina mi basura que no es basura. Pongo música. La caprichosa mujercita recoge la ropa tirada, se suelta el cabello y disimuladamente baila. Vuelvo a los periódicos, me siento en el piso y me dispongo a revisarlos. Mientras revuelvo los diarios le recuerdo que pronto se cumplirá un año de cuando encontró a Cortázar; sus lagrimones al final de la película de anteayer; su fallido y hermoso intento de retrato, de cuento, de crónica, de poema. Me ignora, se disgusta y se me ríe.
Ha terminado de ordenar la habitación. Yo también estoy cansada. Nos dejamos caer en la cama. Fijamos por un rato la vista en el tumbado. Interrumpe el silencio y sin voltearse me dice:
—Hoy no pasa el recolector de basura.
4 comentarios:
love it!
Azzza que SAHADA sólo habla ingleps. Ta lindo mi Yulia, bien loco basura que no es basura.
Gustóme.
excelente ejercicio literario de libertad y rebeldia... de tolerancia y amistad.. de paciencia y reflexion
Tengo un poco de basura mental :)
Me encantó. Es muy bueno Yuli!
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