
¡Cuánto cine, cuánta humanidad!
Se lo regalaron a finales del 98 cuando él tenía doce no le gustaba la música todavía en ese entonces no hacía otra cosa que ver dibujos animados sólo de vez en cuando se encerraba en su habitación para releer Las aventuras de Tom Sawyer aún posee la virtud de desquiciar a las personas que se encuentran con su mirada oscura después de haberse enternecido con su carita de niño bueno no habla mucho pero siempre escucha y nunca juzga nada tiene una memoria extraordinaria sabe con exactitud los compases de las canciones que le interesan las tantas responsabilidades familiares laborales y académicas no le han permitido aprender a tocar la guitarra de su hermana de mayor él se muere de la pena cada vez que escucha a esa preciosura de caoba entonar canciones sentimentales se ha podido comprar le han podido regalar mil veces un Ipod un reproductor mp3 un discman según pero al muchacho no se le pasa por la cabeza ni en broma dejar su walkman de baterías eso sí para economizar apenas salieron ahorró y se compró un par de las recargables no lo deja no por razones sentimentales sino por razones elementales para qué comprar artefactos codiciados por los ladrones con audífonos minúsculos que no acarician las orejas y que no ofrecen la misma percepción de tonos bajos sino que más bien molestan y con teclas y pantallitas que ponen a pensar demasiado juguetes incapaces de provocar placer y angustia mientras se retrocede la canción necesaria además del enorme gasto cómo si no hubiese en que más gastar la plata y de que todos hasta los pelados que escuchan música pendeja andan de un lado para el otro sordos por los dichosos aparatitos él no cuando recién se despierta o antes de irse a dormir cuando sabe que nadie lo necesita se sienta en el piso en el acogedor rincón que forman el velador y la cama introduce un cassette en la cajita plateada y se cubre los oídos con los mismos audífonos que usó por primera vez cuando tenía catorce dependiendo de la canción una que otra vez se lleva al pecho el walkman y hasta lo abraza o lo sirve de guitarra a veces se pierde mirando la cinta brillante que envuelve lentamente el diminuto carrete por el espacio de plástico transparente que deja ver el cassette y se pone nostálgico porque no todos escuchan a esos músicos ni nadie usa ya esos artefactos ni sabe en qué andarán los sabios y entrañables panas del colegio que le presentaron a Kurt Cobain después del ritual de más de una hora de viejas canciones el muchacho limpia el walkman con la camiseta blanca de su pijama y lo pone acostado no vaya a caerse sobre la mesita de noche."We have a remedy
You´ll appreciate
No need to be so sad
He´s only late"
A quick one when while he's away
The Who
Las tres mujeres me notaron, me miraron a los ojos y sonrieron. A ellas no les tuve miedo. Corrí hacia cada una, hacia todas para que me acogieran.